
La vivienda empieza a mostrar los primeros signos de la desaceleración de la economía española. Por primera vez desde 2013, caen los precios en Barcelona y, aunque en Madrid continúan en ascenso, los expertos auguran un previsible cambio de ciclo. La moderación llegará a la compraventa pero también alcanzará al alquiler, lo que mejorará las posibilidades de los más jóvenes.
La economía española pierde ritmo y la vivienda a la venta se abarata: cae ocho décimas entre julio y agosto, según los datos de Tinsa. De cómo evolucione el mercado laboral dependerá también que la rebaja se traslade además al alquiler. El exceso de demanda y otros factores como los arrendamientos turísticos y la falta de alquiler social han despuntado los precios con alzas del 50% desde que tocara mínimos en 2013 y hasta su punto álgido en mayo de 2019. La vivienda en la era postburbuja es un 21% más barata para quien compra, pero un 11% más cara para quien alquila. Dos caras de una misma moneda de un mercado que todavía presenta grandes dificultades para muchos.
La compraventa de viviendas en España cayó casi un 19% el pasado junio, según las estadísticas del Consejo General del Notariado. El descenso coincide con la entrada en vigor de la nueva Ley Hipotecaria en un contexto, además, de incertidumbre política con un Gobierno en funciones y las nuevas elecciones. Pese estos síntomas de freno, la vivienda encadenó en septiembre su duodécimo trimestre consecutivo de subidas (+1,2% sobre los tres meses anteriores). Con todo y desde los valores máximos de 2007, la caída media en España es ya del 33,3%. Precios que el banco suizo UBS advierte que están sobrevalorados, al menos en la capital de España.
La moderación es tangible. Tras varios años de fuertes crecimientos, las rebajas en Baleares y Canarias en 2018 han dado el pistoletazo de salida respecto del resto de España. Y, por primera vez desde 2013, caen los precios en Barcelona. En este contexto, la promoción pública y los visados de obra nueva registran el estancamiento que el resto del mercado, mientras que la de segunda mano sigue siendo la opción más elegida para la compra.
Alquilar, una asignatura pendiente
España no es país de alquileres. Y, sin embargo, este modelo es cada vez más utilizado por sus residentes. Desde el inicio de la crisis en 2008 y como respuesta a la incertidumbre, unas 670.000 familias han renunciado a la propiedad en favor del arrendamiento, en total el 52% de los nuevos hogares.
Y todo pese a los precios. Porque la compra está prácticamente vetada a quienes poseen contratos precarios y temporales. Es por esto que el colectivo más ligado al alquiler son los jóvenes, aunque en edades de 30 a 44 años la tasa de arrendamiento ha pasado del 19,1% de 2010 al 29,9% de 2018.
El Ministerio de Fomento acaba de dar a conocer el coste real del alquiler: 819€ de media en Madrid y 769 € en Barcelona, en datos recogidos en su último Boletín de Vivienda en Alquiler. Madrid es la provincia más cara de España, con 10,7 € por metro cuadrado como media y una fianza de 819 €. Le sigue Barcelona, con 9,6 € por metro cuadrado y 769 € de fianza de media. Guipúzcoa las supera con 11 € por metro cuadrado, pero el menor tamaño de las viviendas deja la media de las fianzas en 730 €.
Desde la perspectiva de Julio Rodríguez, expresidente del Banco Hipotecario de España, «persiste una situación de exceso de demanda en el mercado de alquileres, sobre todo en las principales capitales, aunque puede atenuarse si se frena la creación de empleo como parecen indicar los datos desestacionalizados de afiliados a la Seguridad Social», explica.
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