Casas sin cocina: ¿son el futuro?

Casas sin cocina: ¿son el futuro?
20 septiembre, 2019 REDPISO

Si usted está buscando casa de obra nueva, sabrá de lo que le hablamos. Encontramos que buena parte de los planos prescinden de la cocina como una habitación propia, como la que sí incluían las viviendas de nuestros padres y abuelos. Los expertos indican que la cocina ha dejado de ser un espacio operativo para convertirse en un espacio social. Así explican el boom de la cocina americana como elemento más integrado dentro del salón. Ahora hay quien dice, incluso, que esta estancia y sus fogones, hornos y fregaderos, directamente podría desaparecer. ¿Vamos hacia un futuro de casas sin cocina?

Cambios en los modelos de vivienda

Según un informe del grupo de reguladores de construcciones británico LABC, si la casa promedio en los años 70 superaba los 70 m², en 2018 se ha reducido a menos de 55. La estancia que más ha visto mermado su tamaño es el salón: casi 8 m² menos de media. De ahí que los nuevos planos hayan ido contemplando como una solución la incorporación de la cocina a este espacio. El informe concluye que el espacio dedicado a la preparación de la comida encontró su máximo apogeo en los años 60. En cambio, ahora es un 13% más pequeño en las nuevas viviendas construidas.

En otro documento titulado ¿El fin de las cocinas?, LABC pronostica que para 2030 podría darse un escenario en el que un porcentaje nada desdeñable de población urbana optase por que la mayoría de sus comidas provenga de pedidos online de restaurantes locales, o incluso de grandes cantinas especializadas en entregas de catering diario. También prevén que muchos edificios vayan añadiendo servicios de cocinas comunitarias a sus instalaciones, sacándolas del diseño habitacional.

Cambios sociales que afectan a la vivienda

Las casas sin cocina eran lo habitual en épocas pasadas. De hecho, incluir esta estancia en el hogar surgió en parte como símbolo de estatus. Así se demostraba que un individuo de la unidad familiar (en esa época, la mujer) podía permitirse dedicar su tiempo y su trabajo a esta tarea. Más tarde se fueron desarrollando electrodomésticos que ocupaban un espacio considerable, y de ahí la necesidad de cocinas más grandes. Pero desde finales del siglo XX y principios del XXI la realidad ya no es esa. La incorporación de la mujer al trabajo, el reparto de las tareas, la proliferación de formas de vida alternativa… El modelo unifamiliar, la casa, los hijos y el coche, ya no son el estándar. Sólo en España uno de cada cuatro hogares es unipersonal. Y resulta que cocinar ya no es una prioridad para muchas personas.

Según datos del Observatorio Sectorial DBK de Informa, «el servicio de comida a domicilio o delivery ha impulsado el crecimiento del 6% del mercado de la comida rápida en España en 2016 hasta alcanzar unas ventas de 3.135 millones de euros”. Las encuestas a los consumidores de esas mismas fechas en Estados Unidos indican que el 45% de los ciudadanos come fuera de casa o pide comida a domicilio al menos una vez a la semana, si no más. Según NPD Group, el crecimiento del mercado será de al menos un 20% en la próxima década.

Y el que cocina, lo hace con ayuda. Millones de americanos se han rendido ya a los encantos de los kits de comida, un negocio en auge entre las Big Tech y que ofrece un servicio semanal de alimentos personalizables que te entrega un pack con todos los ingredientes para hacer una única comida, de forma que no hace falta ir a la tienda o pensar en recetas.

Si hablamos del factor económico, la comida fuera del hogar sigue siendo entre tres y cinco veces más cara que la que nos preparamos nosotros. Es decir, todavía no compensa, pero el informe ¿El fin de las cocinas? vaticina que «el costo total de producción de una comida preparada y entregada profesionalmente podría acercarse al costo de la comida casera o superarla cuando se tiene en cuenta el tiempo». Veremos si estas previsiones se cumplen y las casas sin cocina acaban siendo una realidad.

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