Puede no ser una decisión sencilla. A la hora de adquirir una casa, posiblemente muchas personas se debatan entre comprar una nueva y reformar una de segunda mano. Según el Instituto Nacional de Estadística, en marzo se cerraron 42.649 operaciones de compraventa de inmuebles. Los datos nos dicen que el 81,1% de estas transmisiones se realizaron en vivienda usada, es decir, 34.604 viviendas de segunda mano. En mucha menor medida, el número de viviendas nuevas fue de 8.045.
No son pocos los estímulos que hacen que a los compradores decantarse por una honda reforma. Por ejemplo, hay numerosos programas de televisión en los que la idea es que llevar a cabo una gran renovación del inmueble no es tan difícil como parece. De hecho, la idea de crear la casa de tus sueños empieza a estar por encima de comprarla. Por eso, vamos a analizar qué es mejor: ¿comprar o reformar?
Ventajas de una vivienda nueva
Evidentemente, una casa a estrenar siempre va a ser más atractiva para casi cualquier comprador. Además, a la hora de la verdad, no todo el mundo está dispuesto a enfrentarse a las obras de renovación y todo lo que ello conlleva: planificación, presupuesto, buscar quién la llevará a cabo, contratos, permisos…
La comodidad es otro factor a tener en cuenta. Y es que a la hora de encarar una reforma sabemos de sobra que va a ser imprescindible armarse de paciencia, y eso no es algo al alcance de cualquiera. Los materiales, los plazos, los desajustes de presupuesto, el resultado final… Todo esto conlleva un constante seguimiento y una dedicación que quizá no podamos permitirnos por el tiempo del que disponemos.
En ese sentido, una casa a estrenar es la mejor solución. Gran parte de las decisiones estarán ya tomadas y sólo tenemos que esperar a que esté disponible para entrar.
Ventajas de una vivienda reformada
Por supuesto, aquí la mayor ventaja es el ahorro. Frente a la comodidad que suele dar una casa a estrenar, una reforma implica más esfuerzo, pero también significa darle a la vivienda nuestro toque personal.
Otra ventaja enorme es saber qué podemos hacer con lo que tenemos, teniendo en cuenta nuestras necesidades y preferencias. Por ejemplo, si queremos sacrificar jardín para ampliar la terraza, la única opción posible es mediante una reforma.
Además, en determinadas ubicaciones, hay una notable diferencia de gasto si accedemos a rehabilitar una casa de segunda mano. Esto implica también una revalorización de cara a una posible futura venta.
Relacionado: