Al comprar una casa o venderla, uno de nuestros mayores fines es conseguir un precio bajo (en el caso del comprador) o uno alto (en el caso del vendedor). La cuantía económica es una de las principales motivaciones a la hora de adquirir una vivienda, por lo que saber negociar el precio es una opción muy recomendable si se está pensando en una mudanza.
Además, actualmente la recuperación del sector está haciendo que los precios suban y se estabilicen, por lo que ya no es fácil encontrar precios como los que se ofrecían durante la crisis económica.
Lo más importante es la capacidad psicológica tanto de comprador como de vendedor, saber cuáles son los fines de esa persona e indagar para saber si es de fiar. Otra cuestión clave la juega el plazo de adquisición de la vivienda, ya que en ocasiones esto es más importante que el precio. Cuando el comprador se muestra interesado en la vivienda, siempre sin parecer desesperado por adquirirla, se pone un plazo de tiempo que suele ser de varios días.
El comprador debe parecer interesado por la vivienda y esto lo mostrará haciendo varias visitas al inmueble, ofreciendo precios más bajos (sin ser insultantes) e interesarse por el vendedor. Así mismo, el propietario no debe ofrecer un precio desorbitado y debe estar abierto a todas las preguntas del comprador, siempre que no le resulten molestas.
En definitiva, mostrar cierta empatía con la otra persona ayudará a que ésta se relaje y acceda a bajar el precio o a pagar un poco más por la casa. La actitud es clave a la hora de negociar el precio de una vivienda.