Las estadísticas en relación a las segundas residencias nos dicen que es en el verano cuando los niveles de ocupación en este tipo de viviendas son los más altos. Tiene todo el sentido del mundo si tenemos en cuenta que estas residencias son, en su mayor parte, para estancias de vacaciones. Es, por tanto, en verano cuando se llenan estos pisos o apartamentos. Hoy os hablaremos de algunas cuestiones en relación con este tipo de viviendas.
Una de ellas es que son viviendas que nos garantizan y aseguran nuestras vacaciones. Nos permiten que no tengamos problemas con la ocupación hotelera, buscar y ajustar fechas, etc. Todo eso que puede llegar a convertirse en un problema engorroso, resulta más sencillo cuando tenemos nuestra propia vivienda o segunda residencia. La parte menos positiva es que se trata de un piso o un apartamento que se debe mantener incluso cuando no se esté residiendo en el mismo. El mantenimiento y costes esenciales deben ser asumidos incluso en caso de no vivir. También hay otra forma de costear ese dinero y es el alquiler de la residencia durante esos meses en los que los propietarios no vayan a estar.
Otra ventaja que tienen las segundas residencias es que se pueden considerar una inversión a largo plazo. Por lo comentado en el punto anterior (alquiler en épocas de no residencia por parte de los inquilinos) y porque, en el día de mañana, puede llegar a convertirse en nuestra primera residencia. También tenemos la ventaja de que, en un futuro, esa vivienda pueda llegar a revalorizarse y aumentar su valor, por lo que podría ser un motivo a tener en cuenta también.
En cualquier caso, las segundas residencias son cada vez más habituales y pueden llegar a convertirse, con el tiempo, en una buena inversión a futuro.
