El Día de los Santos Inocentes conmemora un episodio hagiográfico del cristianismo: la matanza ordenada por el Rey Herodes a todos aquellos niños que fueran menores de dos años nacidos en Belén, tras el nacimiento de Jesús de Nazaret. Herodes quería acabar con Jesús pero al no saber dónde se encontraba, ordenó asesinar a todos los niños pequeños para de este manera, poder asegurarse que acababa con la vida de aquel que estaba destinado a ser rey de reyes.
Aunque el origen de este día se basa en un hecho bastante desagradable, se celebra de forma muy diferente. Más de uno se estará preguntando porqué este día está marcado por las bromas e inocentadas, y es que por lo visto, el sentido humorístico de la celebración de los Santos Inocentes tiene más que ver con las Saturnales. Unas importantes fiestas romanas que tenían lugar las últimas semanas del año para honrar al dios Saturno.
Según contaban, la costumbre en aquellos festejos era que todos comían un pan con un haba escondida en su interior y aquella persona que hallaba el haba era nombrado «rey «de manera temporal y se aprovechaba durante su breve legado para gastar bromas a todo el mundo que él quisiera. De este modo, la tradición se acabó mezclando con la celebración cristiana del Día de los Inocentes, en recuerdo a las almas de los pequeños inocentes asesinados, y con ello se generó la fiesta tal y como la conocemos en España celebrada cada 28 de diciembre aquí y en el resto del mundo el 1 de abril.
