Cuando se quiere invertir en un inmueble muchas veces surge la duda de cuál es la mejor manera de hacerlo. Una inversión inteligente es la clave de un patrimonio futuro estable y óptimo.
A la hora de invertir, puede ser sobre un inmueble muy rentable o sobre otro que responda más a gustos personales y caprichos. De esta forma, se pueden clasificar las inversiones que se realizan según su rentabilidad, lo que determinará el patrimonio inteligente y el patrimonio emocional.
El patrimonio inteligente está constituido por inversiones muy rentables que estén en alza. Su mayor rasgo es que se pueden convertir en activos líquidos con gran rapidez. Dentro de esta clasificación se encontrarían los locales comerciales y los edificios con una muy buena situación.
Por otro lado, el patrimonio emocional lo conforman los inmuebles y activos que ofrecen poca o nula rentabilidad y son resultado de una decisión emocional. La casa habitual, el coche, etc. estarían dentro de este patrimonio.
Para conseguir la máxima rentabilidad de un activo el factor más importante es su situación. También dependen otros factores como su potencial. Los locales comerciales se sitúan como el inmueble más rentable. Contar con uno de ellos en una zona bien situada podría suponer entre un 4,5% y un 6% de rentabilidad bruta. El activo que menos rentabilidad ofrece son los garajes, con una rentabilidad máxima del 4,6%.
Activos y su rentabilidad
- Viviendas: la rentabilidad de las viviendas ha aumentado en los últimos tiempos. Es de un 4% en Madrid y de un 3,8% en Barcelona.
- Locales comerciales: con el activo que mayor rentabilidad ofrece, siendo ésta de entre un 4,5% y un 6%.
- Oficinas: su rentabilidad se sitúa entre un 5,6% y un 5,8%.
- Garajes: constituyen el activo menos rentable, de un 4,6%.