Cuando se alquila una vivienda, el propietario asume un riesgo muy grande ante los posibles impagos del inquilino. Por eso surge una nueva forma de garantía: el seguro de impago de alquiler.
Este seguro ha ayudado a que los propietarios confíen más en alquilar, ya que tienen sus espaldas cubiertas; y a los inquilinos, que pueden alquilar una casa sin contar con un aval que responda por ellos. Además, el seguro hace un estudio previo del inquilino para ver cuál es su capacidad y si es solvente, lo que ayuda mucho a la hora de confiar en él y a que el propietario esté tranquilo.
Cuando se produce el impago, este seguro puede abonar hasta 12 mensualidades y adelantar rentas impagadas, siempre que se le avise con la mayor rapidez posible. En ocasiones, protegen frente a la rotura o desperfecto de muebles, el robo y ofrecen defensa y asesoramiento jurídico.
Estos seguros no suelen tener unos precios elevados. Su costo se sitúa entre un 3% y un 5% del total de las rentas anuales. Actualmente, 6 de cada 10 propietarios lo contratan debido a sus buenos resultados y el 70% de ellos lo renuevan.
Puede contratarlo el propietario o el inquilino, depende de lo que ellos decidan, pero lo normal es que lo haga el beneficiario.