Las viviendas de protección oficial o VPO ofrecen unos precios menores que las viviendas libres, estando éstos limitados por las Comunidades Autónomas.
Este tipo de viviendas cuentan con una serie de restricciones y limitaciones tanto al comprar como al vender, imponiendo unos precios mínimos y máximos de manos de las Comunidades Autónomas. A cambio, el promotor o promotores obtienen una serie de ayudas de parte de las Comunidades debido a estas restricciones. Las viviendas de protección oficial cuentan con otros requisitos, además del precio, como que suelen medir unos 90 metros cuadrados.
Las ventajas que ofrece una vivienda de protección oficial son, principalmente, el precio. Éste dependerá de la Comunidad en la que se encuentre el inmueble y del momento en el que nos estemos. Pero además cuentan con otra serie de ventajas como que se accede a ayudas estatales.
Algunos de los inconvenientes de la vivienda de protección oficial son que ésta debe ser la residencia habitual y permanente. Además, no se puede vender de forma libre, sino siempre atendiendo a las limitaciones impuestas. En caso de querer venderla, no se puede hacer cuando se quiera, sino que las Comunidades establecen unos periodos de tiempo mínimo en los que hay que residir en el inmueble. Este periodo varía en función de la Comunidad, pero suele situarse en torno a los diez años.
Cada Comunidad Autónoma establece una serie de requisitos indispensables para poder conseguir acceder a una vivienda de este tipo. Aunque varían en función del territorio, suelen coincidir en varios puntos. Hay que estar inscrito en el registro público de demandantes, tener una renta mensual baja, no disponer de una vivienda libre, no haber optado a ayudas estatales en varios años y no haber accedido con anterioridad a otra vivienda de protección oficial (esto sólo cambiaría en caso de que la vivienda anterior estuviesen en condiciones inhabitables).